En tiempos de contingencia, Lagniappe.
Dr. Carlos Fernando Alonso Campos*
En mi artículo pasado, “La generosidad, valor irremplazable para superar la crisis”, comentaba el hecho de cómo es que mis ex – alumnos me ayudaron en mis clases, particularmente aportando ideas y conocimiento para los asistentes. Ahora, continuando con la idea de apoyo, es que quiero compartir el concepto asociado a ese “extra” que todos podemos dar.
Lagniappe, esa encantadora palabra
Este concepto por demás interesante, simple de entender y harto poderoso es Lagniappe[1] (pronúnciese: lan-yap). Dicho concepto, por demás una idea fantástica y aplicable a varios ámbitos de nuestra vida y momentos, se refiere a dar más allá de lo normalmente esperado. Ese pequeño extra que, normalmente, no es deseado ni imaginado, pero siempre es bien recibido.
En aras de profundizar más en esta idea, me permito compartir un ejemplo personal, que indudablemente señalan de manera ordinaria, incluso cotidiana, el actuar de un empresario en esta contingencia.
Debido a las recomendaciones de sanas distancia, en la familia nos hemos dado a la tarea de buscar proveedores de algunos productos que normalmente adquiriríamos en algún mercado local. Así pues, nos encontramos al joven empresario Luis F. Leyva, de Nam’ja Market Orgánicos Agro-ecológicos.[2]
¿Por qué pienso (y estoy seguro) que Luis nos brinda Lagniappe? Cada mes, Luis nos envía, vía WhatsApp, el listado de los productos que maneja, y cada semana, hace lo propio con las promociones, por ejemplo: pan, manzanas, champú, etcétera. Una vez que hemos decidido los productos a consumir, le enviamos nuestra petición. Acto seguido a la confirmación de la recepción de nuestro pedido, sucede un compás de espera, en el cual Luis nos dirá exactamente el monto de nuestra compra así como el día de entrega e incluso, una hora (bastante aproximada) en la cual nos entregará la mercancía.
Llegado el día, nos entrega lo que adquirimos y posteriormente, cuando Luis se ha ido, le hago el pago vía una transferencia electrónica, aunque también podemos pagar en efectivo o tarjeta, mediante el uso de una terminal de pago móvil. El hecho de que Luis nos permita primero recibir y luego pagar, habla de una confianza hacia nosotros como clientes, que poco vemos en estos días. Esta diferencia es diametralmente opuesta a lo que normalmente sucede con las compras en líneas tradicionales. Es decir, primero hago el pedido, luego lo pago, y eventualmente arribará dicho pedido.
Adicional a lo anterior, y esto también habla de la coherencia de esta empresa, Luis nos permite el poder regresarle aquellos empaques (plástico y cartón) que serán nuevamente utilizados en entregas posteriores con otros clientes. Es decir, no solamente comercializa productos orgánicos, sino que hace uso del reciclado, del cual, como cliente, nos hace partícipes, contribuyendo a disminuir el impacto del desperdicio de empaques.
Impacto consciente
Dada esta experiencia familiar de consumo, concluyo:
- Si bien empresarios como Luis han tenido que reaccionar en esta contingencia, es un modelo de negocio que llegó para quedarse y cada vez veremos más empresas de este tipo y que no solamente venderán comida, sino algunos otros bienes.
- Luis es un empresario joven, pero estoy cierto de que habrá otros empresarios, como el caso de Don Manuel, que si bien es mayor que Luis, la edad no es una barrera para que este tipo de empresarios nos atienda como clientes.
- Los productos orgánicos que Luis maneja, beneficia a varias comunidades de productores locales, en este caso, de Puebla. Esto lo sé, porque Luis, por una plática conmigo, me comentó al respecto. Esto se traduce en contar con una economía sana (por los productos que maneja) y compartida (por el beneficio que reciben aquellos que no vemos).
Finalmente, y como recomendaciones personales:
- Me he sentido bien de apoyar a empresarios como Luis, porque entiendo que aquello que consumimos, hoy más que nunca, indudablemente tiene un impacto en la sociedad. Para nosotros, como familia, debe ser lo más positivo posible, y creemos que esta forma definitivamente ayuda (amén del sabor y calidad de los productos). El apoyar a estos empresarios, estoy cierto de que brinda una buena dosis de satisfacción.
- Los beneficios, arriba mencionados, que Luis nos otorga, indudablemente hace que la relación la sienta cercana y que él va más allá que una simple transacción comercial. Ese “extra” que nos brinda, inclina la balanza favorablemente hacia todas las partes que involucradas.
- Aunque Luis es la parte visible de esta cadena de comercialización, algunos productos vienen desde Veracruz, revisando todo el proceso, veo que él hace uso de la tecnología a nombre de todos estos productores. Darle un consejo de mejora al respecto, también lo recomiendo ampliamente.
- Dado este modelo de negocio, buscar este tipo de empresas en la red no es más algo único y si bien está aflorando, hemos de tener paciencia para encontrar aquella que nos convenza y satisfaga. Sin embargo, estoy seguro de que los beneficios serán muy positivos.
Estoy seguro de que si todos, independientemente de nuestra profesión o actividad profesional, brindamos Lagniappe, en poco tiempo tendremos una mejor sociedad. ¿Cuál es el tuyo?
*Carlos Fernando Alonso es Director Asociado de División de la Escuela de Negocios de la Región Centro – Sur en Campus Puebla
[1] De la Vega, Ralph (2009). Obstacles welcome. Turn adversity to advantage in business and life. Nashville, TN: Thomas Nelson.
[2] https://www.facebook.com/Namjamarket/?__tn__=%2Cd%2CP-R&eid=ARAvf0n_mLIOdT5TGfjKciZ32PrpRQpIUu-mLoRTfESovMCdnLmbiVvsxLRCjkmYbRsRnVrM6FLJnr5x